Con independencia de la innegable adscripción geográfica de España a Europa, ni que decir tiene que, además de la geografía, existen otros muchos factores que han marcado la integración real de nuestro país en una comunidad que comparte valores -no por manidos menos ciertos- como es la de dotarse de gobiernos democráticos, de disfrutar de un amplio régimen de libertades que ampara los derechos de los más diversos colectivos y de aunar las voluntades de los ciudadanos/as de países tan dispares, de progresar económica y socialmente, hasta el punto de que alguno de los principales asesores del recién electo presidente Obama ha puesto a Europa como ejemplo social e incluso económico y laboral a imitar por los Estados Unidos de América.
Dicho esto, aunque suene a "deja vu" hay municipios como el nuestro en que Europa ha estado siempre presente. Incluso mucho antes de nuestra incorporación política a la Unión Europea, Benidorm ya era, en el mejor sentido del término, una pequeña babel, en la que ciudadanos/as -que no súbditos- de países europeos compartían la más pura esencia de convivencia mediterránea.
Cuando en España, no existía nada que se pareciera a un régimen de libertades -por más que el revisionismo histórico de las plumas al servicio del Partido Popular se empeñen ahora en lo contrario-, en Benidorm ya se disfrutaba de otro ambiente, de un talante de apertura social, muy adelantado a su tiempo.
Justo es recordar que a ello contribuyó mucha gente de esta Ciudad, hoy tristemente desaparecida y que en bastantes ocasiones ello exigió esfuerzos importantes no siempre conocidos públicamente, ni reconocidos políticamente.
Por eso, si algo destacaría este Día de Europa, es nuestra -no por humilde menos entusiasta-, contribución a hacer de España posiblemente uno de los socios europeos que más creen en las bondades que nos reporta en muchos aspectos la Unión Europea.
Y lo digo con toda la intención y teniendo en cuenta que estamos a escasas fechas de los comicios europeos del 7 de junio, en los que los/as socialistas europeos seguiremos apostando por mejorar importantes aspectos de la política social, económica y laboral, frente al muro conservador europeo, que pretende todo lo contrario y que propugna recortes sociales y laborales tales como el incremento de la jornada laboral y otras medidas regresivas típicas de la derecha.
Si en Benidorm ya estábamos en Europa antes de la plena integración política española, ahora que vamos a poder ejercer de nuevo nuestro pleno derecho de elegir el Gobierno europeo que queremos, sería un contrasentido no ejercerlo, eligiendo libremente a nuestros representantes. Sobre todo porque la democracia es la esencia misma del régimen de valores y libertades que definen mejor a una Europa de la que, repito, Benidorm fue una adelantada.
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