25 junio, 2009

Disfrutar de nuestras playas

Benidorm, como otros tantos municipios españoles, ha celebrado la tradicional noche de San Juan y como buena ciudad mediterránea lo ha hecho donde corresponde, esto es en sus playas. Daba gusto ver como jóvenes, menos jóvenes y mayores, vecinos y visitantes, disfrutaban de esas horas mágicas que cada año simbolizan la renovación de proyectos personales y el abandono de lo obsoleto, de lo ya superado, de lo prescindible. Esta escenificación, que se perpetúa en el tiempo, forma parte de nuestras vidas, de nuestros recuerdos siempre vinculados a ese disfrute de nuestras magníficas playas urbanas.

Afortunadamente, también este año lo hemos podido hacer. Y decimos afortunadamente porque de no habernos opuesto, de no haber advertido e instado a la corrección de la normativa de playas, la cosa podría haber sido muy diferente. Tan diferente como que de haberse aprobado la Ordenanza de uso y disfrute de nuestras playas, que proponía el PP, muy posiblemente la Nit de Sant Joan no hubiera podido celebrarse en la playa.

Es preciso recordar que el 24 de noviembre de 2008, el Ayuntamiento aprobó en pleno la Ordenanza Municipal de gestión del uso público de playas, documento contra el que el Grupo Municipal Socialista votó en contra.

Y lo hicimos porque, tal y como estaba redactada la ordenanza, y así lo expusimos durante el debate plenario, dicho documento no se ajustaba a la realidad de Benidorm, habían copiado, encima mal, otros textos, y lo peor es que coartaba la libertad de los ciudadanos, vecinos y visitantes en el disfrute de ese bien de dominio público que son las playas de Benidorm. Además de que esas mismas medidas restrictivas eran muy difíciles de hacer cumplir y de que su régimen sancionador era tan desproporcionado como abusivo. Por eso desde lo que entendíamos que no era más que aplicar el sentido común, desde el Grupo Socialista presentamos una batería de alegaciones a varios apartados del artículo 22 del Título III, Prohibiciones, y sobre todo con respecto a una norma tan coercitiva como era la prohibición de estar de noche en la playa, una estancia que además se pretendía sancionar con fuertes multas y sobre todo la prohibición indiscriminada de utilizar las playas para prácticamente todo, a lo que nosotros proponíamos que en todo caso se negara la ocupación de la playa para la realización de fiestas privadas o de botellones pero nunca para el sano disfrute de las mismas.

Porque la ordenanza original contenía aspectos tan autoritarios que, además de exhibir a Benidorm en todos los medios de comunicación como ejemplo de lo que no se debe hacer (y menos en un municipio turístico), de no haberse corregido la ordenanza, hasta nuestras celebraciones tradicionales como el Hallazgo o la mencionada Noche de San Juan hubieran estado prohibidas. Argumentos tan absurdos como ilógicos, fruto del fallido trabajo de un gobierno local cansado y poco imaginativo, algo realmente temerario tratándose de las playas de Benidorm.

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